En nuestra casa, seguro que como en muchas de las vuestras, pasamos mucho tiempo leyendo cuentos infantiles. Nos gusta la lectura como hobby, y nos gusta pasar el rato en compañía, con conexión y creatividad. Y además, aprendemos vocabulario de los libros.
¿Cómo aprenden los niños vocabulario de los libros? gracias a la lectura el niño adquiere vocablos a los que no estaría expuesto en condiciones normales, puede repetir la lectura hasta la absorción completa de los conceptos nuevos, encuentra términos nuevos en contextos interesantes y variados, y se beneficia de muchas más posibilidades.
Pero ¿y si te digo que existe una fórmula científica para multiplicar el vocabulario que tu hijo puede aprender de las lecturas compartidas? La clave (procedente de la ciencia del aprendizaje) son estos cuatro factores: participación, concentración, propósito y conexión. Vamos a verlos más en detalle.
Participación
Aquí nos referimos a una educación activa. Los humanos aprendemos mucho más cuando hacemos que cuando nos instruyen.
En la lectura compartida esto se complica, sobre todo si el Peque aun no sabe leer. Pero hay maneras de convertir la lectura en una actividad dinámica para el niño y así favorecer un aprendizaje basado en la participación.
- cuando aún no sepa hablar, deja que sea él o ella que pase las páginas y marque el ritmo señalando, avanzando más rápido o retrocediendo.
- Complementa las ilustraciones con objetos: contadores, animales de juguete…
- O convierte la lectura en una caza del tesoro: ¿Dónde hay un león (de juguete) en esta casa? Venga, tráemelo.
- Recrea escenas del libro, ya sea como un teatrillo, dibujando o creando un decorado 3d. Últimamente repetimos diálogos o pasajes de un cuento cuando vamos en el coche.
En estas actividades, es importante que la actividad sea relevante al contenido del libro. «Da un salto cada vez que lea la palabra verde», aunque sea divertido y refuerce la participación, no aprovecha el aspecto de relevancia. ¿Es mejor que nada? Desde luego, pero si en su lugar decimos: «cada vez que lea la palabra verde, tú me traes algo verde de tu cuarto» estamos convirtiendo el concepto, a través de la actividad física, en algo real y tangible. Potencialmente inolvidable.
Implicación y concentración
La ciencia de la concentración y la distracción daría para un libro entero, o por lo menos para otro post. En sus aspectos más básicos, siempre procuramos que la Peque se encuentre bien: que no esté cansada, ni enfadada, ni con hambre…
Y que no haya demasiadas distracciones a la vista. Claro está que a los 3 años todo es una distracción en potencia y nosotros todavía no hemos construido una celda franciscana en casa. Pero estas sencillas reglas siempre son de ayuda: apagar la tele, guardar los juguetes antes de sentarse a leer, que nadie esté haciendo nada interesante cerca del grupo de lectura en voz alta…
En efecto, recordemos que a esta edad la concentración es otra destreza más que los peques tienen que practicar e ir mejorando. Nunca es demasiado pronto para demostrar la satisfacción de acabar algo difícil y de resistirnos a la complacencia.
Un descubrimiento sorprendente es que los niños aprenden más vocabulario de los libros sin elementos interactivos. ¡Con lo que a mí me gusta un buen libro con solapas! Así que intentamos hacer hincapié en el aspecto de relevancia: las solapas, ruedas y lengüetas tienen que estar al servicio de la narración, no servir de distracción. Nos preguntamos ¿qué es esto, un libro o un juguete?
Por otro lado tenemos observado en casa que las lecturas en los idiomas más débiles son en las que más le cuesta concentrarse. No tengo ningún truco mágico (¡todavía!) aparte de intensificar las reglas contra distracciones potenciales.
Un propósito en el aprendizaje
Más allá del puro placer del aprendizaje en sí mismo, cuando lo que aprendemos tiene sentido para nosotros, lo aprendemos mejor. Así que intentamos buscar vocabulario en libros que hablen de:
- Aspectos cotidianos de la vida de la Peque: objetos, rutinas, clima.
- Intereses y obsesiones: caballos, dinosaurios, grúas.
- Libros que complementen, se relacionen o recuerden a otros libros conocidos.
Todos estos elementos se pueden reforzar con la lectura dialogada: mira, un vestido como el tuyo. ¿Dónde has visto tú una grúa? Los elefantes de este cuento no son como Babar, ¿verdad?
La conexión social es el propósito último del aprendizaje: los humanos aprendemos para pertenecer a un grupo, para establecer vínculos sociales, el más importante de los cuales en la primera infancia es la relación con la madre o principal cuidador.
En realidad, el propio acto de lectura compartida fomenta la conexión interpersonal. Podemos acentuar este efecto fomentando la conversación, el contacto físico, las miradas compartidas. Nada refuerza más una relación que un proyecto u objetivo compartido, aunque sea tan sencillo como leer un libro. Y tan mágico.
Otra posibilidad, quizá no tan conocida, es crear una relación entre los lectores y los personajes. Si el niño desarrolla empatía o interés por los protagonistas del libro, puede beneficiarse de la conexión social para potenciar su aprendizaje durante la lectura.
En resumen: ¿Cómo podemos aprender todavía más vocabulario de los libros?
El vocabulario de los libros es una manera excelente de adquirir un idioma en la infancia. Para estimular una mayor absorción, podemos utilizar estos trucos:
- Invitar al niño a participar y protagonizar la lectura – con juegos, representaciones, repeticiones… cuanto más relevante, mejor.
- Aumentar y practicar la concentración en la lectura – retirar posibles distracciones y ofrecer muchas oportunidades.
- Elegir libros con contenido relevante para el Peque – familiares, apasionantes o cotidianos.
- Evidenciar y acentuar el valor social de la lectura – con personas de carne y hueso o con personajes literarios.
Si te interesa leer más sobre cómo aprendemos los humanos, especialmente los niños, recomiendo este estudio sobre aplicaciones digitales educativas. Aunque considero que para nosotros todavía es demasiado pronto para introducir medios digitales, el artículo incluye un resumen detallado del estado actual de las ciencias del aprendizaje y muchas conclusiones prácticas. Me resultó muy interesante.
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