Casi cualquier prejuicio sobre el multilingüismo que nos encontremos estará basados en ciencia desfasada o simplemente ausente, o en una extrapolación sobre el bilingüismo. Esto se debe a que la ciencia del multilingüismo todavía está dando sus primeros pasos, a pesar del creciente número de hogares multilingües en todo el mundo, pero sí que hay más estudios basados en niños bilingües.
¿Existen riesgos asociados a la crianza multilingüe?
La próxima vez que alguien sugiera abandonar un idioma, pregúntale por qué: normalmente el razonamiento es confuso y con poca base científica y muchos prejuicios. Estas son algunas de las razones:
Prejuicio sobre el mulltilingüismo nº 1: «Tantos idiomas confunden al niño»
¡Mi madre me dice esto casi cada vez que hablamos! «Pobrecita, ¡vaya lío tiene en la cabeza con tantas lenguas!».
Lo cierto es que desde muy, muy pequeños los críos ya saben diferenciar todos sus idiomas (a partir de los 18 meses, según algunos estudios).
Sí, a veces los peques mezclan idiomas en sus frases. Igual que los adultos multilingües, según el contexto. No hay por qué dejar que este prejuicio sobre el multilingüismo nos preocupe. Según otros estudios, los peques de dos años ya empiezan a discriminar idiomas y contextos. Vamos, ¡casi desde la primera frase!
En nuestro caso, la Peque demuestra una fuerte preferencia por el castellano. Si ella inicia la conversación, casi siempre va a ser en su idioma más fuerte, esté donde esté. Pero una vez establecida una conversación en otro idioma, las palabras en español se limitan a los casos en que no conozca el término en el otro idioma.
Prejuicio sobre el mulltilingüismo nº 2: «El multilingüismo causa retraso en el desarrollo lingüístico»
Uno de los prejuicios sobre el multilingüismo más asentados: todo el mundo, con experiencia o no, asegura que los niños multilingües hablan más tarde que los monolingües.
Partiendo de la base de que el desarrollo del habla varía mucho de niño a niño, el hipotético retraso de un peque multilingüe entra perfectamente en los márgenes de lo que se considera normal desde un punto médico.
Pero es crucial entender un punto: a la hora de evaluar las habilidades verbales de un peque multilingüe, hay que considerar todos los idiomas de la siguiente manera descartando terminología duplicada en distintos idiomas.
Por ejemplo un peque utliliza 200 palabras en L1, 100 palabras en L2 y 50 palabras en L3. Contamos traducciones directas solo una vez: manzana-apple-Apfel cuenta como una palabra, agua-water-Wasser cuenta como otra palabra, y así sucesivamente. De este modo llegamos a un total de quizá 250 palabras: esa es la cifra que hay que usar en las comparaciones.
Por eso tanta gente tiene la impresión incorrecta de que los peques multilingües hablan más tarde: tienen una impresión incompleta, limitada al idioma que ellos utilizan.
Dificultad en el diagnóstico
Precisamente este este prejuicio sobre el multilingüismo dificulta mucho el diagnóstico de retrasos en el habla o en el desarrollo, y con frecuencia se dan diagnósticos equivocados tanto por exceso como por defecto.
Yo no soy médico. Si crees que tu hijo o hija ha recibido un diagnóstico equivocado, busca otro especialista, si puede ser con conocimientos sobre el multilingüismo.
Prejuicio sobre el mulltilingüismo nº 3: «Los niños multilingües tienen peores resultados académicos»
Y esta es la madre del cordero, como decimos en mi tierra. Porque tantos padres introducen idiomas con el fin de facilitarle el futuro a sus hijos. Porque tantos otros llevan una vida de sacrificios lejos de tu hogar para que sus hijos tengan una vida mejor. Y si la crianza multilingüe pone esto en riesgo, ¿para qué insistir?
Pues porque es un prejuicio sobre el multilingüismo y no tiene por qué ser verdad. Sí, hay muchas evidencias científicas de que los niños multilingües tienen peores resultados en países como Estados Unidos o Alemania. Pero también hay evidencias de lo contrario en Cataluña o en el País Vasco. O en las elitistas escuelas bilingües.
Porque la constelación lingüística es solo un elemento de otros muchos, desde los puramente socioeconómicos (¿hay estrés en casa por el dinero?) hasta los más culturales (¿de qué se habla en casa?, ¿hay cooperación entre el hogar y la escuela?, ¿hay alguien que pueda ayudar al peque con los deberes?).
¿Y qué hay de las ventajas de la crianza multilingüe?
Pasa menos, pero también hay enamorados del multilingüismo que piensan que deberíamos educar a todos los niños con cinco o seis idiomas.
Prejuicio sobre el mulltilingüismo nº 4: «Los niños son como esponjas. Todo lo que les eches, lo aprenden»
¡Definitivamente sí y no! Los peques aprenden a un ritmo que parece sobrehumano, pero también están sujetos a las leyes de la física como el resto de nosotros.
Hace unos años dominaba la idea de que los niños bilingües tenían que estar expuestos a una lengua el 40% del tiempo que pasan despiertos para poder alcanzar un nivel de nativo. Esta idea ya está por lo general desbancada entre los científicos del multilingüismo, pero no deja de ser verdad que es necesario estar en contacto con una lengua para poder aprenderla.
No aprendemos idiomas por contacto físico, ni por vivir en la misma casa, ni siquiera por mudarnos un país donde se hablen. Se aprenden en diálogo, con mucha conversación y, si es posible, con mucho cariño. Dedicación y tiempo que no son ilimitados. El niño también tiene que pasar tiempo jugando, dibujando, comiendo, durmiendo… La crianza multilingüe requiere dedicación, pero no puede ser en exclusividad.
Prejuicio sobre el mulltilingüismo nº 5: «Los niños multilingües son más inteligentes»
Esta moda es bastante reciente así que aún no ha alcanzado niveles de sabiduría popular. Tiene cierta base científica: varios estudios demuestran que tanto niños como adultos multilingües tienen mejores resultados en pruebas de comprensión social, de cambio rápido entre tareas y de memoria.
Pero por bien que suene, se trata de pruebas de laboratorio. Los investigadores no han logrado identificar ventajas reales en la vida cotidiana y, en muchos casos, hablamos de diferencias tan sutiles que solo se pueden detectar con métodos científicos. Además, ciertas actividades como música o ajedrez muestran ventajas similares a los de la población multilingüe.
En definitiva: si queremos tener un pequeño Einstein, será mejor que le apuntemos al campamento de verano de física; es más fácil que criarle multilingüe.
En resumen: conozcamos al niño
En realidad, todo lo de arriba se resume en muy poquito: quien conoce al niño y le observa sin prejuicios sabe qué tal está aprendiendo y creciendo. Ni los supuestos riesgos son tan catastróficos ni las ventajas son tan arrasadoras, pero cada niño es un mundo, multilingüe o no, y necesita una atención personalizada.
Os dejo un par de papers por si os interesa el tema:
McCabe, A., Tamis-LeMonda, C. S., Bornstein, M. H., Brockmeyer Cates, C., Golinkoff, R., Wishard Guerra, A., … & Song, L. (2013). Multilingual Children beyond Myths and toward Best Practices. Social Policy Report. Volume 27, Number 4. Society for Research in Child Development.
Byers-Heinlein, K., & Lew-Williams, C. (2013). Bilingualism in the early years: What the science says. LEARNing landscapes, 7(1), 95.
Foto de Andre Melcher en Pexels